Ivonne Álvarez ha
sido designada como candidata del PRI a la gubernatura de Nuevo León.
Durante el periodo
de campaña con seguridad se utilizará en su contra su pasado como comerciante en
un puesto de ropa para mujer en la Pulga Guadalupe y como conductora de varios
programas de televisión y radio en el Grupo Multimedios.
Precisamente ese “negro”
pasado será lo que la lleve a ser una fuerte contendiente a la gubernatura.
Quizás no sea la
mejor candidata que hay pero si la más cercana al ciudadano común y corriente,
ese que sale a trabajar todos los días para crearse un futuro mejor, por ser
una mujer de pueblo que surge desde abajo, representando el mejor ejemplo vivo de
la cultura del esfuerzo.
Ha cometido
muchos errores políticos y no fue precisamente una excelente presidenta
municipal, pero ha sabido salir en pie de esas caídas y mantener una buena
imagen pública en comparación con otros políticos contemporáneos tanto del PRI
como del PAN.
En esta
partidocracia no se vota por los mejores candidatos sino por los que se saben
vender mejor, los que venden mejor su imagen, y de esta forma Ivonne se
convertirá en la imagen de la esperanza de los de abajo, de los que venden en
los mercaditos, de los lustradores de zapatos, de las señoras de las tandas, de
las mujeres que tienen micronegocios de corte y confección, de los que trabajando
en los medios tienen que hacer el ridículo todo los días para entretener a los
demás y así poder comer (lo que hay que hacer para tragar, como dicen algunos
de ellos), de todos aquellos que empezaron desde abajo y que uñas y dientes
hacen todo los posible por salir adelante honestamente.
No, no creo que
sea la mejor candidata, pero si es una mujer con la que se podrán identificar
muchas mujeres, y hombres también.
Marco A. Rubio.
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